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Thursday, March 14, 2019

Estereotipos de lo normal ¿qué es real?





Hoy en día estamos dominados por las redes. Todos sin excepción, inclusive tú, persona que me lee, que pensará "esta chiquilla no me conoce de nada, soy independiente". Ya, claro, pero bien que miraste Facebook al desayunar, o te fijaste los anteriores 5 minutos  en el móvil para ver si tenias algún mensaje o un like nuevo en la foto que subiste ayer. También incluyo la televisión.

Si, vivimos condicionados por las redes y sí, somos dependientes de ellas. No es extraño que hoy en día mucha gente viva de ellas y de los ingresos que generan. Vemos a los famosos influencers, tendencias mundiales (músicos y artistas) y modelos, los cuales aparecen cada dos por tres en nuestra sugerencias.

Pero desconocemos la influencia que tienen los medios. Oh, benditos y malditos medios, que te pueden llevar a la fama tanto como pueden destruirte. Buscan cada nimio detalle para causar polémica, cuchicheos y desvariaciones. Suposiciones sin fundamento por una foto borrosa.

 Hoy en día, con el Phoshop y los filtros, es fácil ocultar pequeños y grandes defectos. Si nos centramos en los aclamados influencers, son chavales de menos de veinte o que los rondan, que en muchas ocasiones no buscaron hacerse famosos, sino de disfrutar subiendo vídeos o fotos y terminaron obligados a cumplir unas normas sociales impuestas subconscientemente por los consumidores.

Si hablamos de la moda, tanto hombres como mujeres son criticados en ésta gran y cruel industria, buscando una perfección loca, exótica e imposible de lograr, aun teniendo modelos con un cuerpo que es perfecto con sus pequeños defectos que lo hacen único. Son criticados día y noche sin ningún escrúpulo y llevados a las más fuertes presiones sociales.


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Todo esto lo escribo de ejemplo, para mostrar cosas que quizás algunas personas no se fijaron. Vemos una belleza de estrafalarios colores en un maquillaje sobre cargado, ignorando al verdadero lienzo tras ello. Vemos un cuerpo hermoso tras operaciones o desordenes alimenticios. Y todo ello oculto tras una estela de luces y pasarelas. Tras cámaras y guiones de comedia, de propaganda, etc.

Lo real, lo palpable, está en las características de cada uno, en cada defecto y lunar, en cada cicatriz. Todo ello nos describe, cuenta nuestra historia. Hoy en día nos felicitan por tener un peinado bonito y ropa de marca, no por ser feliz o por tener personalidad propia. ¿Qué pasó con eso de buscar la felicidad?¿Con las risas estruendosas y las anécdotas contadas?¿Con pasar tiempo en familia?

Dependemos de los seguidores, de los me gusta, de las mentiras que se venden. Ya no se enseña a ser uno mismo, ni a apreciarse (claro, hasta que no están con la daga en el cuello). Ahora se llevan las tendencias. Y nadie quiere se juzgado por no estar a la moda, lo comprendo, como adolescente lo vivo en primer plano.

Estamos en una época susceptible al cambio, en el que el poder esta en manos de todo el mundo, en el que un comentario te daña o te alegra, aun siendo de un desconocido. Podemos cambiar, quizás no de un día para otro, pero si a largo plazo. Formamos parte de la generación del 2000, de las nuevas tecnologías. Es hora de comenzar a usarlo.